martes, 1 de junio de 2010

Miles despiden a José de Lima

SANTIAGO. José Lima, de 39 años, fallecido el domingo pasado de un infarto al corazón, en Pasadena California, ya descansa en paz. Luego de un agitado sepelio en el que participaron millares de personas, y que sacó de su hogar a una cantidad similar a su paso. Su cuerpo bajó al sepulcro

Así de agitada como fue su vida, fue la partida. Música, lamentos, expresiones extraordinaria del ingenio del publo salierona a relucir en un cortejo fúneb re que se extendió más de 4 horas para llegar del centro de Santiago a Las Charcas, distancia que se puede normalmente recorrer en 20 minutos.

Ya no eran funcionarios, políticos o personalidades, era el pueblo, simplemente el pueblo, que se volcaba a las calles para darle el último adios, al jugador que tenía un espíritu de Robin Hood y que se identificaba con los más desposeídos. Eso quedó claramente evidenciado.

La larga caravana para conducir a Lima a su ultima morada, a quien previamente el sábado se le realizó un acto de despedida multitudinario en el estadio Cibao, salió a las 11 de la mañana desde la Funeraria Blandino, provocando un tapón en el centro de la ciudad y otro en el puente Hermanos Patiño.

El recorrido que fácilmente se puede hacer en 20 minutos, tardó Tres horas y para llegar a la Iglesia San Isidro, de Las Charcas, donde el padre Pedro Pablo intentaría la misa de cuerpo presente, en un salón para 200 personas, y una asistencia de miles. José se fue con la bendición del Cura, pero fue necesario exponer el féretro para que la comunidad lo viera, mientras varias personas caían en trance por la pena.

Llevarlo al cementerio, donde sería sepultado, a 500 metros de la iglesia, fue también difícil. Luego el ataúd tuvo dificultad para entrar en la bobeda y hubo que achicarlo, hasta que finalmente a las 3:35, con la canción “Cuando un amigo se va”, que dejó mudas las gargantas, dejando salir sólo gritos y sollozos, José Lima cerró el capítulo de su estadía terrenal. Repentista, como fue Lima, se comportaron los residentes de la ciudad.

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